La venta ambulante en la Playa de las Salinas se ha convertido en el elemento más molesto para los visitantes. Esta actividad ilegal, que utiliza trabajadores sin contrato ni cobertura sanitaria, que incumple las normas de higiene y salubridad más elementales, que no paga impuestos y que inunda la playa de vendedores vociferando y molestando a los usuarios que sólo buscan descansar y pasar un día agradable, ha mostrado este año su capacidad de innovación. A la venta de bebidas, bocadillos, cócteles, pasteles, gafas, abalorios y prendas de vestir de todo tipo, se ha unido este año el alquiler de sombrillas y de espacios en el Dominio Público a través de pareos extendidos en la arena.
Ni el Ministerio de Medio Ambiente ni el Ayuntamiento de San José ni el Parque Natural hacen nada por intentar frenar este gravísimo problema que llena las dunas y montes cercanos de plásticos, cartones y demás basuras que los vendedores ambulantes abandonan sin miramientos. Las administraciones se limitan a pasar por la playa para comprobar que IBIFOR cumple con sus obligaciones como concesionaria de las instalaciones temporales y propietaria de todos los restaurantes y terrenos de la zona, pero hacen caso omiso de nuestras quejas (y de las de muchos usuarios a los que les molesta tal aglomeración de vendedores ambulantes). No ven (no quieren ver) la injusticia que representa que vendedores ambulantes campen a sus anchas en la playa incumpliendo todas las leyes fiscales, laborales y sanitarias dejando el Parque Natural lleno de desperdicios y basuras.
Dunas llenas de despojos, papeles, y plásticos; protectores dunares arrancados y rotos; sabinas pisoteadas y un largo etcétera de cosas impropias de un Parque Natural. Eso es lo que se lleva el visitante grabado en sus retinas. Esa es la imagen de Ibiza. ¿Es lo que quieren las administraciones?